A ti, madre y esposa,
amantísima compañera,
hoy, día de la mujer,
recibe
mi en hora buena
Andares
Cuando
oigo tus andares
y a
tu persona presiento,
a mí
la alegría me invade.
¡No
sabes cuánto te quiero!
No
veo jardín más bonito
que
la casa que yo tengo,
repleta
de amor y de hijos
y sin
sombras ni tormentos.
Tormentos
que da la vida,
y
causa el sufrimiento:
¡Las
cuitas o pesadumbre;
llantos
y malos momentos!
Yo
recuerdo aquellos días
de
penas y de venenos,
y…, sin poder evitarlos,
me
acuerdo de todos ellos.
Hoy…,
me dice mi reloj,
según
marca el minutero:
¡”A lo pasado, pasado...,
y
a disfrutar de otros sueños”!